Cómo ayudar realmente al planeta

Alguien tiene que hacer la diferencia, alguien tiene que ser el inicio, alguien debe comenzar. ¿Quién será ese alguien?. Es simple. A quien le duele.

A veces me entero de noticias que intentan oscurecer el día, el panorama e incluso la luz del alma, pero de inmediato ellas, mis amadas palabras que curan, aparecen ahí para rescatarme, se ponen en frente de mí y no me permiten ver más oscuridad. Ellas no se quitan de ahí hasta que saben que estoy segura, que sonrío otra vez. Es por eso que esas palabras (te amo, lo siento, perdóname, gracias) son lo único que yo tengo, lo único que puedo sugerirte y si me lo permites regalarte cada día de mi vida.

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Deja que la vida fluya

Antes de comenzar a escribir, antes de hacer lo que hago, había permanentemente un pensamiento/pregunta en mi mente: ¿Con qué derecho voy a enseñar algo si mi vida no está resuelta?. Y me agarré de esta pregunta por años, como una excusa oculta para no mostrarme, para permanecer allí donde todo parecía estar en calma. Mostrar las ideas que pasaban a través de mí, escribir sobre mis puntos de vista, publicar aquello en lo que creía y creo, me parecía tan inmenso, tan lejano, tan atrevido, tan distante de mí, que simplemente me creí esa historia. No tenía derecho a enseñar nada, si no tenía mi vida entera resuelta.

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Ojos bellos

Resulta que estuve en el supermercado haciendo algunas compras, y dentro del montón de cajas que hay para pagar, elegí una en la cual había una niña de unos 7 años empacando los productos de los clientes. Cuando llegó mi turno ella estaba feliz contando su dinero o mejor dicho las propinas con las cuales se gana la vida, y no prestaba atención a lo que tenía que empacar para mí. Entonces algo en ella me impulsó a decirle: regálame una bolsa y yo te ayudo a empacar mis compras ¿Sí?. Ella me miró a los ojos y a partir de ese momento no dejó de hacerlo mientras introducía los productos en la bolsa. Me miraba fijamente, ni parecía pestañear. Yo me reía al ver su mirada y le guiñaba un ojo, mientras la entrenaba en el fino arte de empacar los productos adecuadamente.

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Perdonar es dejar ir

Hay muchas maneras de dejar ir. Y cada quien lo hará de acuerdo a la información que trae consigo, a la información que está en capacidad de recibir, y también de acuerdo con el viaje de su alma. En mi caso he tenido la fortuna de caminar al lado de personas que resuenan conmigo, como tú por ejemplo. Y esta es la razón por la cual escribo. Me gusta experimentar en la medida de mis posibilidades, la conciencia de unidad.

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Te amo

Soy una convencida de que los humanos somos los seres más valientes de la creación. Y lo somos porque la vida, tal como la concebimos, nos toma por sorpresa a cada instante. No tenemos idea de qué es lo que va a venir en el próximo tramo del viaje, pero ahí estamos dispuestos a afrontarlo. Y si no estamos dispuestos, pues las mismas circunstancias nos van enseñando.

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Cómo lograr que tu vida sea fácil

Las personas que me leen suelen preguntarme: ¿Cómo haces para sentirte mejor y que tu vida sea tan fácil?

Sonrío cuando escucho eso. Y respondo:

«Si crees que no me enojo, que no lloro o que no protesto, es porque no me conoces del todo, es porque no me has tratado más de cerca, y no has estado conmigo en una situación difícil de afrontar. Y eso está bien. Pero no te olvides de que para poder tomar un cuerpo físico que te permita vivir en este planeta, es importante traer un disco lleno de recuerdos, tristezas y pesares (entre otros). Es fundamental tener una mente que piense, es básico el dolor, y es válido dejarte atrapar por las ilusiones. Es sólo a través de todo esto como se puede dar la vida en la tierra.

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Cero expectativas

Esta publicación te explica el por qué las expectativas en el proceso de curación con las 4 palabras sanadoras, salen sobrando.

Una mujer enferma le pregunta a su cuerpo: ¿Qué puedo hacer por ti? Y el cuerpo responde: amarme. La mujer le cree. Entonces lo ama una semana, lo ama dos, lo ama tres. Al cabo de la cuarta semana vuelve a decirle a su cuerpo: Oye! me mentiste. No te has sanado!!!. Y su cuerpo responde: es que también tú me mentiste, lo tuyo no fue amor.

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Con corazón regio

Hace varios años tuve una conferencia en la ciudad de Monterrey (Nuevo León, México) y recuerdo con felicidad aquellos días en los que conocí gente increíble.

La ciudad como presencia viva, me trató con cariño. Hacia cualquier lugar que me dirigía, lo primero que percibía era calma, también se hacía presente la belleza de sus cerros, la organización y la iluminación de sus calles hermosas, los rostros amables, el saludo, los lugares con historia, las comidas con tradición, etc.

Y cerré con broche de oro.

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