Sobre los miedos

Cuando experimentamos miedo, también experimentamos el deseo inconsciente de que eso tan temido, suceda.

El miedo hacia algo, es el deseo secreto, escondido, de ese algo.

Cuando hay miedo, se crea un vacío que solo puede llenarse con aquello a lo que tememos. Solo eso puede llenar ese vacío.

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Cómo mejorar tu diálogo interior

Una de las cosas que vamos desarrollando a medida que crecemos y a medida que pasa el tiempo es, a «protegernos» a través de pensamientos oscuros y dolorosos. La misión de estos pensamientos es precisamente prepararnos para lo peor, para que llegado el caso, lo peor no nos destruya. Lamentablemente no funciona así, porque lo que sucede verdaderamente es que cada pensamiento crea realidades. Cada pensamiento que está atravesando tu mente ahora te quita, o te da. Cada pensamiento que tienes ahora, hace una creación que en poco tiempo se podrá tocar. Los pensamientos negativos se vuelven objetos, seres, situaciones, conflictos, problemas. Y los pensamientos bonitos se convierten en regalos, por sí mismos y por lo que generan.

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Cómo ayudar realmente al planeta

Alguien tiene que hacer la diferencia, alguien tiene que ser el inicio, alguien debe comenzar. ¿Quién será ese alguien?. Es simple. A quien le duele.

A veces me entero de noticias que intentan oscurecer el día, el panorama e incluso la luz del alma, pero de inmediato ellas, mis amadas palabras que curan, aparecen ahí para rescatarme, se ponen en frente de mí y no me permiten ver más oscuridad. Ellas no se quitan de ahí hasta que saben que estoy segura, que sonrío otra vez. Es por eso que esas palabras (te amo, lo siento, perdóname, gracias) son lo único que yo tengo, lo único que puedo sugerirte y si me lo permites regalarte cada día de mi vida.

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Nunca sentí la enfermedad hasta que tuve terror

El otro día una chica me escribió lo siguiente:

Ay Vivi me diagnosticaron en 2013 de esclerosis múltiple y nunca sentí la enfermedad hasta que tuve terror. Ahora espero una medicación y mientras, padezco de un vacío interno y tristeza. La biología de la creencia existe. Te amo. Te amo. Te amo.

Aquí mi respuesta para ella y para quien esté aprendiendo a dejar ir información, porque toda enfermedad, se presente como se presente está hecha de lo mismo: datos. Como en un programa de computador!. Así que vamos a ver algo sobre eso.

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Si matas tus demonios…

Me dice un amigo muy querido: Disculpa que no te llame tan seguido, disculpa que a veces me aleje de ti. Ni siquiera sé porqué dejo de llamarte, cuando me haces tanto bien.

Entonces le respondí: No te preocupes por eso. Los encuentros, los desencuentros y las palabras son autónomos y tienen su tiempo como las estaciones. Además, hay una frase de Tennessee Williams que me gusta mucho y dice: «Si matas a mis demonios mis ángeles morirán también».

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Siembra tus propias flores, mujer

Todos nacemos mujeres. En nuestras primeras etapas de vida, todos los seres humanos somos mujeres. Esto ya es algo que se ha dado a conocer ampliamente, así que espero que no te tome por sorpresa. Es alrededor de la sexta semana de gestación que en el feto surge, porque simplemente surge, el cromosoma que le permitirá desarrollar características masculinas. Pero en esencia y como identidad primigenia, todos los hombres llevan en la memoria del alma una mujer. Y viceversa.

En este mundo nadie es totalmente algo. Todo es relativo. Eso es lo que nos vuelve uno.

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Deja que la vida fluya

Antes de comenzar a escribir, antes de hacer lo que hago, había permanentemente un pensamiento/pregunta en mi mente: ¿Con qué derecho voy a enseñar algo si mi vida no está resuelta?. Y me agarré de esta pregunta por años, como una excusa oculta para no mostrarme, para permanecer allí donde todo parecía estar en calma. Mostrar las ideas que pasaban a través de mí, escribir sobre mis puntos de vista, publicar aquello en lo que creía y creo, me parecía tan inmenso, tan lejano, tan atrevido, tan distante de mí, que simplemente me creí esa historia. No tenía derecho a enseñar nada, si no tenía mi vida entera resuelta.

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Ojos bellos

Resulta que estuve en el supermercado haciendo algunas compras, y dentro del montón de cajas que hay para pagar, elegí una en la cual había una niña de unos 7 años empacando los productos de los clientes. Cuando llegó mi turno ella estaba feliz contando su dinero o mejor dicho las propinas con las cuales se gana la vida, y no prestaba atención a lo que tenía que empacar para mí. Entonces algo en ella me impulsó a decirle: regálame una bolsa y yo te ayudo a empacar mis compras ¿Sí?. Ella me miró a los ojos y a partir de ese momento no dejó de hacerlo mientras introducía los productos en la bolsa. Me miraba fijamente, ni parecía pestañear. Yo me reía al ver su mirada y le guiñaba un ojo, mientras la entrenaba en el fino arte de empacar los productos adecuadamente.

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Las 4 palabras que curan no se usan para pelear. Sino para conciliar.

Hace algún tiempo, en una publicación que hice sobre el aborto (la noche de las luciérnagas), una mujer comentó:

Vivi, no estoy de acuerdo contigo en tus opiniones sobre el aborto, creo que no somos quien para disponer de la vida de alguien.

Y agregó: Lo siento, perdóname, gracias, te amo.

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