La misión espiritual del síntoma

«La enfermedad es el esfuerzo que hace la naturaleza por curarte.»
—Carl Jung

Qué palabras tan sabias. Y qué comprensión tan profunda del alma humana, la cual amplío de manera que el proceso de aceptación te sea sencillo.

Resulta que un buen día el estrés que ha venido a tu mente desde mucho tiempo, a través de los pensamientos conflictivos de los cuales no eres consciente, llega a un tope. Y la naturaleza, la vida, el alma en tu cuerpo, en su afán de salvarte desarrolla un síntoma, un conjunto de sensaciones que te generan incomodidad, rechazo, molestia, y eso que llamamos dolor.

Pero en la vida nada es casual, todo es perfecto, de modo que la misión espiritual que tiene ese síntoma es una:

Lograr que te mires, que te prestes atención, que te dediques a tus asuntos y no a los de los demás, que te dediques a ti y solo a ti, y por supuesto lograr que (te) perdones, y que finalmente aprendas a amarte.

Y ante esta generosidad por parte de la naturaleza de tu ser, solo puedes caer rendida, para decir: GRACIAS. GRACIAS. GRACIAS.

Amalo todo. Ama tu medicamento. Ama tu historia personal. Ama tu camino.

Y lees esto, y casi que mágicamente comprendes que actuar por la fuerza no es la salida, que debes comenzar a mirar dentro de ti, y que solo ese síntoma puede permitírtelo. Así que miras dentro de ti para decirte: Lo siento, perdóname, te amo, gracias. Y ya no quieres detenerte. Ya no quieres dejar de amar lo que sientes y a darle una oportunidad. Comienzas a ser libre.

¿No es hermosa la vida?

Gracias por leerme.

 

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