Cómo ayudar realmente al planeta

Alguien tiene que hacer la diferencia, alguien tiene que ser el inicio, alguien debe comenzar. ¿Quién será ese alguien?. Es simple. A quien le duele.

A veces me entero de noticias que intentan oscurecer el día, el panorama e incluso la luz del alma, pero de inmediato ellas, mis amadas palabras que curan, aparecen ahí para rescatarme, se ponen en frente de mí y no me permiten ver más oscuridad. Ellas no se quitan de ahí hasta que saben que estoy segura, que sonrío otra vez. Es por eso que esas palabras (te amo, lo siento, perdóname, gracias) son lo único que yo tengo, lo único que puedo sugerirte y si me lo permites regalarte cada día de mi vida.

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Si matas tus demonios…

Me dice un amigo muy querido: Disculpa que no te llame tan seguido, disculpa que a veces me aleje de ti. Ni siquiera sé porqué dejo de llamarte, cuando me haces tanto bien.

Entonces le respondí: No te preocupes por eso. Los encuentros, los desencuentros y las palabras son autónomos y tienen su tiempo como las estaciones. Además, hay una frase de Tennessee Williams que me gusta mucho y dice: «Si matas a mis demonios mis ángeles morirán también».

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