Que la paz sea contigo, en cuanto leas este poema de Amado Nervo, aunque ya lo conozcas.
«Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;