Escuchar a las sirenas
era caer en un encantamiento.
Su canto, simplemente
robaba el alma de quienes las escuchaban
quedando así atrapados en su isla.
Yo tenía 6 años de edad cuando mi papá (Luis Alberto, q.e.p.d.) me contaba sobre las aventuras de un hombre griego llamado Ulises, rey de Ítaca, de su aventura con los cíclopes, con Circe, con las sirenas, con Poseidón. Mi papá me contaba esto de tal modo que comencé a amar a La Odisea de Homero, desde muy niña. Y esto me llevó a leerla en su prosa original, desde temprana edad. Sólo quería leer una y otra vez, lo que tantas veces escuché como un cuento para niñ@s.