Ayer estuve mirando las fotos de hace algunos años cuando visité la biósfera El Cielo en Gómez Farías, un pueblito en el corazón del noreste mexicano. Allí viví experiencias hermosas e intensas con un grupo que asistía a una conferencia mía, porque este lugar que te cuento es algo impresionante, cubierto de bosques repletos de pinos y de sombras que te hacen sentir en presencia de algo sagrado, de modo que es algo que no olvidas nunca.
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