No te sueltes de ti

Una mujer deprimida escribe:

Vivi, cuánto me gustaría ser como tú, y vencer miedos y sobre todo aprender a amarme y valorarme pero no puedo. Sólo anhelo la muerte.

Como introducción: Las personas que me leen suelen creer que he vencido mis miedos, pero no es así. Alguien como yo conoce y valora la importancia del miedo. Le da las gracias por volver.

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Los avispones negros del imperio del bambú

Veía el otro día en televisión un programa sobre avispones. Y había dos clases: los negros (grandes, para su especie, belicosos, saqueadores y asesinos), conocidos también como los habitantes del imperio del bambú, ya que ahí nacen, crecen y viven. Y el otro grupo es el de los avispones amarillos: (tamaño pequeño, pacíficos, organizados, trabajadores). La cuestión es que los avispones negros aprovechaban su tamaño para invadir las tranquilas colmenas de las demás especies de abejas y avispones trabajadoras, con el único fin de alimentar a los de sus propias colmenas.

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Auto engaño: ¿Por qué nos mentimos?

El otro día leía en la publicación de un sitio web, que las personas que padecen de ciertas enfermedades mentales, acostumbran a auto engañarse. Y de inmediato me dije: No es verdad. Eso lo hacemos todos los seres humanos casi que obligatoriamente, con diferencias en las formas únicamente.

¿Por qué nos auto engañamos?

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Tú no elegiste a tu amor

Hace algún tiempo publiqué una hermosa frase de Pedro Prado (escritor chileno) que dice:

«Nadie escoge su amor, nadie el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona…»

Y lo hice porque siempre me gustó cómo en un par de renglones, el autor le quitaba el velo de los ojos a los seres humanos listos, revelando una gran verdad que, viéndola de cerca y leyéndola con el corazón podría ponernos en paz con la vida definitivamente.

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Corregir las percepciones

Si pudiera definir los errores, diría que son las señales necesarias para hacer el curso de la vida. Es igual que cuando en el colegio o la universidad le tocaba el turno a las materias más densas; ellas estaban ahí para retarte. Cometer errores es necesario (e involuntario), no te desgastes pensando en lo mal que estuvo eso que dijiste o en lo mucho que pudiste herir a alguien. Y si te desgastas en ello, descubre su motivo, su regalo. Ninguno de nosotros es malo conscientemente, porque todos dependemos de todos. Despertamos por la mañana y aspiramos la misma combinación de átomos que se encuentra en el aire, en el campo cuántico que con nuestros pensamientos alimentamos. De esta combinación de frecuencias que contiene programas, sentires y memorias de toda índole, surgen nuestras decisiones, nuestros aciertos y equivocaciones. Más allá de ellos, nuestras inspiraciones.

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