Saber perdonar

A menudo las personas me preguntan: ¿Si perdono a alguien, debo convivir con ese alguien necesariamente?

Y mi respuesta es NO.

No necesariamente debes convivir con esa persona si no es tu deseo. ¿Porqué? Lo primero, lo primero, por la razón más importante. No es tu deseo, y eso debe tener validez para ti. No es tu deseo prolongar más esa relación de amistad, amorosa, o familiar. Y si no es tu deseo, es porque algo en tu interior no lo quiere así, por alguna razón. Y debes escuchar a tu alma. Quizás la forma en la que tienes codificada a esa persona en tu interior no dé para más, aunque la hayas perdonado. Quizás deseas vivir de esa manera tu nueva sensación de libertad.

Un ser humano que ha perdonado no está obligado a convivir con su violador, o con quien acabó con la vida de alguno de sus seres queridos. Si lo hace qué bonito, qué magnífico, qué santo. Pero el convivir con esa persona es algo aparte del perdón. Y como no sabemos con exactitud qué fue lo que sucedió en la vida de una determinada persona, quienes estamos por fuera no debemos entrometernos, ni juzgar su forma de dejar ir, su forma de perdonar.

Lo segundo, hay que ir en la misma dirección del viento, no en su contra. Y el viento es tu voluntad de hacer algo o no. Entonces síguela. No vayas en contra del viento.

No estoy diciendo que convivir sea equivocado, para nada. Pero solo será algo perfecto si sale de tu alma.

La única regla es no juzgar tu elección. No juzgarte por no ver la vida como la ven los demás. Creer en ti. Creer en lo que sientes porque esa es tu brújula para navegar por la vida.

Porque puede ser que alguien crea que ha perdonado porque se reúne sonriente con quienes le han herido, pero las apariencias son lo de menos. Puedes haber perdonado de corazón, en silencio, sin necesidad de armar una fiesta para invitar a quien perdonaste, y que así se dé cuenta. O puedes no haber perdonado ni un poquito a ese alguien, y estar allí sonriéndole.

Por eso el perdón no tiene que ser como te enseñaron, necesariamente. Esto significa que el perdón es algo íntimo. Es algo entre tú y tú ser, porque no involucra a nadie más. Perdonar es algo que haces por ti, no por el otro, y que puedes llevar a cabo a tu ritmo, a tu tiempo, a tu manera, y en completo silencio. Nadie, nunca, puede obligarte a dar pasos que no deseas dar, o que no estás preparada para dar porque solo el que carga el morral sabe cuánto pesa. Estar cómoda con tu forma de ver la vida es tu asunto, y de nadie más. Y si estás en paz, eso es suficiente.

Pero no te olvides de que todo lo que escribo aquí es solo mi punto de vista, y eso no quiere decir que sea verdad. Tu única maestra es tu alma.

Gracias por leerme.

 

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