El título de esta entrada es un proverbio árabe, que como puedes ver, derrocha sabiduría. Y es lo que no me canso, ni me cansaré de decirte jamás, algo que estoy aprendiendo, y es: Juega el juego como es, de manera equilibrada, justa y humana para ti. Que si es justa y humana para ti, a todo nivel, lo será también para los demás.
¿A dónde voy con todo esto?
A que una noche, mientras veía el partido de Colombia contra Chile, me sorprendí gritando (pese a no saber nada de fútbol) a favor del equipo de mi tierra (Colombia). Y decía: vamos, vamos, vamos, claro que podemos mostrar nuestro fútbol!!!
Ganar no siempre muestra de qué estás hecho, jugar correctamente el juego sí.
Y en medio de todo ese fragor, (que por cierto mi equipo favorito aparentemente perdió), me dije:
Así mismo es la vida, hay que jugar el juego! Sí. Todos somos uno, ya eso lo sabemos de memoria, pero ¿Acaso por eso no debo ir al estadio con mi divina bandera y un buen sombrero vueltiao a gritar por mi equipo en las graderías? ¿Acaso porque somos uno, no me voy a levantar de donde esté, para quedarme escuchando de pie, mi sagrado himno nacional? ¿Acaso por eso no puedo desear que mi equipo meta goles y que gane?
Esto te trae a la realidad de las cosas. Sí. Somos uno, pero debes jugar el juego del mundo, el juego del planeta, como es. Y no me refiero a ir por ahí a cometer vandalismo porque eres hincha de verdad y amas tu equipo, no. Tú sabes bien a qué me refiero. A que solemos confundirnos, y nos olvidamos de que estamos aquí, y creemos que ya llegamos al cielo, levitando. Entonces si alguien cuenta un chiste, tú ya no sonríes, sino que dices para tus adentros: lo siento, perdóname, gracias, te amo. Así que olvidaste reírte. Lo que significa que no te gozas el mundo como es, porque incluyes abruptamente tu espiritualidad. Y si así eres feliz, qué bonito. Pero realmente no deseo que las personas que apenas conocen las palabras que curan (te amo, lo siento, por favor perdóname, gracias), crean que han entrado al mundo de la perfección o la santidad. Porque no es así. Hay que jugar el juego como es.
No intentamos ser santos, ni buenos. Aprendemos a disfrutar de la vida como es. Por ejemplo, observa la naturaleza, en ella siempre hay hojas cayendo. Ese es el mensaje del amor.
A eso se refiere el nombre de esta entrada. Confía en Dios, pero ata tu camello. O sea, abre los ojos y observa dónde estás. Vives en un mundo de dualidades, dicotomías, contrariedades, ilusiones, incoherencias y contrastes. Entonces no te sustraigas de él, porque siempre hay que cuidar que los pies toquen la tierra, y la cabeza el cielo.
Equilibrio, le llamo.
Gracias por leerme.
Foto: Muhophoto.
*Sitio web administrado desde el 28 de octubre del 2019 por Sofía Córdova compañera de vida de Vivi Cervera
Gracias, Vivi. Comparto tu punto de vista. Gracias por todo lo que nos compartes!
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Gracias Vivi
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SRA. VIVITA, DESEO SABER SU OPINIÓN;SOBRE REPETIR DE FORMA INTERIOR , VERBAL O ESCRIBIR Y EL ORDEN DE LAS CUATRO PALABRAS LO SIENTO, TE AMO , PERDONAME, GRACIAS
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Ma. del Rocío…
Hace años que distribuyo un boletín semanal, cuando comencé a publicarlo el slogan era: «Descubre a tu maestro interior». Porque yo anhelaba y anhelo que cada quien descubra dentro de su ser su propia maestría.
Eso deseo pedirle a usted ahora. Por favor hágase esa pregunta a usted misma y siga a esa voz. No a la mía. Descubra, como yo, a su maestra interior.
Gracias por el comentario.
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